Sabré de la miel en tus ojos
cuando la luz germina
y de tus manos negras
bañadas en sales.
Sabré de ti esta noche
y mañana tal vez
de tu cuerpo inconcluso
mutilado a perfección.
En algún porvenir
aparecerás como escombro
y renacerás hambrienta.
Sabrás de aquella noche tierna
inconclusa a medio camino
y ciegos testigos.
Sabrás que no hay Dios
nadie que trace caminos
ni propios o ajenos.
Solo nosotros somos destino
inevitable.
Sabremos que fuimos
solo así.
21-10-2009