Quiero tu consuelo
encerrado donde estoy
para hilvanar ojos
en palabras manos caricias
con el palpitar dulce
con la fuerza de tu partida.
Cuando falte la novela
estrecharé las lágrimas
en la cama vigilante de tu regreso
tranquila inmóvil gigante
mi isla desierto
donde mis caprichos fenecen
mi voz asaetada por el sol
mi cuerpo ahogado suicida como el mar
y queden caricias de arena y viento
de un vacío recuerdo
cubiertas
de tu maldito consuelo.