Mi nombre es otro, uno de tantos que existen y se habrán de inventarse. Que me llamen así está bien por ahora. Aunque creo ser poca cosa para ser responsable, tan siquiera en parte, de ese ser extraño y casi inalcanzable mito que gira en torno a mi y, para el que tantos, no saben ni de cerca quien soy o me confunden continuamente con la simple Alegría o con una simple alegría.
La alegría, como tal, es solo una emoción como el enamoramiento, según se son hermanas. Al final, no es la felicidad a la alegría como el enamoramiento no es al amor.
Mi nombre es otro y me preocupa que alguien me considere la fuente de tal sentimiento, si así se le quiere llamar a la fuerza a la alegría. Ser quien no soy.
La Felicidad vive dentro de mí y de cada uno, de todos. Ella es como un pastel, sabemos que hay pastelerías y que ahí podemos ir por un delicioso pastel e incluso pasar un día completo en ese mundo. El ejemplo es muy superficial porque no deja entrever que a veces la Felicidad no es solo alegrías. También puede ser llanto y dolor. Tiene, viene de muchas aristas, ángulos y perspectivas. En veces la encuentro, ahora prefiero no buscarla para tener la sorpresa de que siempre ha estado dentro, rezagada en los confines de mi pensamiento. A veces aparece como resultado de un largo pensar y arduo pasar del día a día; otras veces simplemente desaparece dejando lugar a muchas emociones, sentimientos e incluso a su malnacida hermana la depresión.
Mi nombre es otro, mis nombres son muchos, mi nombre no es el de ningún otro, y me llamo tal como tu te llamas, me veo tal como tu te ves, tal como eres o como a veces no puedes ser. Te entiendo porque nací como tu y me confundo a veces porque no soy tal como eres, o no encuentro la forma para ser vos.
Mi nombre es otro. Felicidad es algo o más bien nada y todo.
A todo esto, ¿porqué o cómo puedo ser la felicidad para alguien? por ignorancia, inmadurez, interés o confusión… No encuentro más explicaciones.
Ten cuidado con eso que sientes y tenlo más cuando expreses eso que experimentas en tu ser; puedo ser yo disfrazado de lobo o demonio con piel de oveja acechando la hora para abrir mis fauces y tragar todo, lo mucho o lo poco, lo que tengas para seguir sintiéndote fuera de este mundo.