jueves, 24 de septiembre de 2009

Las palabras

Es mejor que calles, las palabras son del aire y el viento puede levantarlas y llevarlas lejos, incluso la tormenta puede hacerlas desaparecer como si nunca exitieron, como tantas cosas que se creen vivas con solo ser pronunciadas y más aún con ser imaginadas o recordadas y perpetuamente buscadas.
Pueden ser una canción, pero una canción no es suficiente para corazones duros, muertos o roidos. Las palabras pueden ser castillos, hogares y fuentes pero sin alma no son más que cualquier piedra y menos sin el que las pronuncia y son nada sin alguien que las oiga y las sienta.
¿Qué será de todas ellas luego del hombre, cuando los libros permanezcan y nadie los lea?
¿Qué será del amor sin que nadie lo pronuncie ni lo haga?
¿Qué será del orbe cuando nadie ponga nombre a las cosas nuevas?
¿Cuánto falta para que las palabras desaparezcan de nuestra lengua y se pierdan en el aire, se borren de la memoria, se libren de nuestra mente y vuelen libres sobre los hombres?
Las palabras al fin quedan y se olvidan, se dicen y se borran muchas con el tiempo, solo las útiles, las normas, las lenguas y las tintas permanecen. Gloriosas son algunas que permanecen, se aplican, se cantan, se recuerdan, se oyen, se olvidan...