Sin respuesta y objeciones
las palabras fueron las mismas
a cuantos quisieron mis versos
como si a ellos pertenecieran
como si a mi obedecieran.
Mas la ofensa la hicieron propia
reclamos y caprichos oí
y los versos mis manos callaron
se refugiaron, desaparecieron.
Hasta que aquellos voces se fueron
dejando camino arado sin riego
y pronto vinieron los versos
para llenar de ellos las fuentes
para sanar aquella herida
de cuantos quisieron mis versos
y se fueron.
julio 2010