¿Volveré a tocarte? ¡Jamás!
Sobre esta cama no vuelves ya
porque (en ella) reinan lágrimas de cristal
afiladas, listas para ser guillotinas.
Dejaré de saber tu bello nombre,
acallaré mi memoria para los locos,
volveré mis pasos hacia el sol.
Aunque tenga el amor para hacerte mío,
tienes el sable para cortar mi aliento.
El sol cae herido de muerte.